Un tiramisú se compone siempre de un ingrediente sólido humedecido en café, sobre el que se superpone (de forma alterna o no) una crema cuya base son huevos batidos con azúcar; se presenta espolvoreado con cacao en polvo.
Partiendo de estos elementos básicos, es posible realizar diferentes versiones del postre utilizando distintos representantes de los mismos y añadiendo otros ingredientes.
- El ingrediente sólido y seco pueden ser galletas, bizcochos, Savoiardi, etc.
- Los huevos pueden ser separados en yemas y claras, batiéndose independientemente (las claras a punto de nieve). Hoy en día es muy habitual añadirle a los huevos nata montada o queso fresco.
- El queso que se suele utilizar en el tiramisú es el Mascarpone (por su dulzor y consistencia natosa); no obstante, cualquier queso fresco (sin sabor marcado) que, una vez batido, pueda convertirse en una crema es igualmente indicado.
- Al café (en principio, café solo), se le puede añadir ron o Amaretto ron algún otro tipo de licor para aromatizarlo y reforzar el sabor.
- Por último, es habitual espolvorear el postre con cacao en polvo para provocar sensación de contraste con el dulce y para reforzar el regusto a café.
Compuesto normalmente a base de capas alternas de bizcocho y crema, se deja asentar durante unas horas en el frigorífico antes de ser servido.
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Ingredientes:
28 Bizcochos Savoiardi o bizcochos de soletillas
500 g de Mascarpone
120 g de azucar
4 yemas de huevo
4 claras de huevo
300 cl de café recién hecho
120 cl de licor amaretto di Saronno o ron
20 g de canela
Procedimiento:
Es fundamental a la hora de hacer un buen tiramisú usar los bizcochos adecuados, que en este caso son los bizcochos tipo Savoiardi, los más comunes de encontrar en cualquier supermercado. Son los bizcochos que aquí conocemos como bizcochos de soletilla, y no son más que unos bizcochos finos y alargados (de ahí su nombre en inglés, “lady fingers”, “dedos de dama”), hechos de huevo y que son muy esponjosos, con una leve capa de azúcar por encima. Son ideales para preparar tiramisú por su capacidad de absorber líquido sin romperse.
Empezaremos haciendo el café, ya que necesitamos que esté recién hecho pero que se haya enfriado antes de utilizarlo. Hazlo como lo suelas hacer, con tu cafetera, pero es interesante que hagas un café más bien intenso, que le aporte ese toque de sabor a nuestro tiramisú una vez esté listo. Se le suele agregar algún toque de licor de forma tradicional, sobre todo si no van a comerlo los más pequeños de la casa. Si quieres puedes añadir media copita de cualquier licor al café, aunque el que se suele emplear es el conocido Amaretto. Una vez tengamos el café listo, con o sin licor agregado, dejamos que se enfríe del todo mientras seguimos con la preparación del tiramisú.
Vamos a separar las claras de las yemas de los huevos, y las echamos en recipientes diferentes. Las claras las metemos en la nevera para que se mantengan frías, y las yemas las vamos a batir junto al azúcar, empleando unas varillas manuales o una batidora con su accesorio de varillas. Una vez se mezclen bien, formando una crema amarillenta, le agregamos el mascarpone y volvemos a mezclar lo mejor posible, hasta que nos quede una mezcla homogénea. Intenta usar siempre un mascarpone de calidad, ya que el sabor y la cremosidad de este ingrediente es fundamental a la hora de preparar la crema del tiramisú.
Ahora cogemos las claras de los huevos, agregamos una pizca de sal y montamos a punto de nieve con unas varillas. Hay que hacerlo con paciencia y con movimientos enérgicos envolventes, para que se monten bien, o usar una batidora de varillas, lo que resulta más cómodo. Debemos dejarlas con una buena consistencia, que se monten totalmente. Una vez las tengamos listas, vamos a mezclarlas con la mezcla anterior de mascarpone, azúcar y yemas de huevo, pero con suavidad, para que no se bajen las yemas montadas. Mezclamos bien para que se quede la crema de forma uniforme.
Y pasamos ya a montar el tiramisú, para lo que iremos mojando los bizcochos en el cafe con el licor que hemos elegido y colocandolos en el molde elegido hacemos una primera capa de bizcochos. Cuando tengamos el molde totalmente cubierto, Le echamos la mitad de la crema que teníamos preparada, extendiéndola bien. Espolvorea con canela sobre la crema, seguimos colocando otra capa de bizcochos, pero esta vez queremos que estén bien empapados en café, para que queden blanditos. Y encima echamos el resto de la crema bien extendida. Para acabar, espolvoreamos por encima una capa de canela en polvo, que cubra bien el tiramisú, y lo metemos en la nevera hasta el día siguiente, o al menos unas 12-14 horas, para que se cuaje bien y quede perfecto.